Haciendo la voluntad de Dios

«Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano. Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.» 1 Samuel 27:1-2

Como cristianos, en el día a día, debemos tener cuidado de no separarnos de la ruta o el camino que Dios nos ha trazado. Y para ello es necesario hacer una pausa en nuestra rutina y preguntarnos, ¿Hemos desobedecido a Dios? Si así ha sido ¿Ha habido consecuencias? ¿Dios nos ha quitado su respaldo? Es posible que alguna vez hemos estado en alguna circunstancia o en algún lugar donde Dios no nos ha colocado.

Este es el caso de David. Cuya historia la encontramos en los libros de Samuel. David era un hombre extraordinario, conforme al corazón de Dios. Pero tan humano como cualquiera de nosotros. Fue ungido como rey de Israel, pero paso algún tiempo que siendo ungido como rey aún no había tomado posesión del trono. El rey era Saúl, y este, conocedor de que Dios lo había desechado como rey a cambio de David, quería matarlo. David, respetuoso siempre del reinado de Saúl, prefirió esconderse en medio de los Filisteos, antes de tener que enfrentarse con su rey. Pero David estaba en el lugar equivocado, los Filisteos eran enemigos de Israel. Los Filisteos decidieron ir a guerra contra Israel y David iba con ellos. ¿Era eso lo que Dios quería para David? El elegido rey no podía pelear contra su propio pueblo, eso hubiese tirado al traste con los planes de Dios.

¿Dónde estamos nosotros en este momento? ¿Estamos donde Dios nos ha colocado? ¿Cuáles han sido las decisiones que hemos tomado en cuanto a nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestras finanzas, nuestro trabajo, nuestras responsabilidades sociales, nuestra comunión con el Señor? ¿Ha guiado Dios esas decisiones?

Cuando David y sus hombres se alistan en el ejército Filisteo para pelear contra Israel, se alejan de sus familias y de sus tierras y estos son atacados y secuestrados por los amalecitas. David se angustió, porque sus hombres lo querían lapidar. Era el resultado de salirse de los planes de Dios (1 Samuel 30:1-6a). Muy seguramente, si usted ha tomado decisiones por fuera de la voluntad de Dios en su matrimonio, en sus finanzas o en cualquier otra área de su vida, usted ha vivido o está viviendo consecuencias desagradables.

Pero Dios no permitió que David destruyera lo que Él tenía trazado para el futuro rey. Tocó las emociones de los Filisteos y estos hicieron regresar a David a sus tierras antes de enfrentarse con Israel. Y además de eso, respalda a David para recuperar a su gente de mano de los amalecitas (1 Samuel 29:4-11; 1 Samuel 30:6a-8). ¿Por qué? Porque David era un hombre conforme al corazón de Dios. Enamorado del Señor.

En cualquier momento nosotros podemos desviarnos del camino que Dios nos ha trazado, pero si nuestro amor por el Señor se mantiene intacto, si nuestro corazón se mantiene apasionado por el Señor, Dios nos hará volver a su camino, de pronto de manera dolorosa, pero es mejor así que tomar un camino distinto. Estamos llamados a hacer la voluntad que Dios tiene para nosotros en cada una de nuestras áreas.

Deja un comentario